Quiero el esplendor de estas tierras, quiero encalar sus cortijos, antaño blancos y ahora marcados con desconchones.
Quiero las bravas perdices rojas. Los alcaravanes y los sisones. Quiero las hierbas de primavera y los pastos de verano.
Quiero el reconocimiento de lo puro y de lo autóctono. Sus costumbres y sus gentes. Quiero la permanencia de lo auténtico, de lo que nos enorgullece y nos honra.
Merece la pena conservar. Merece la pena permanecer. Merece la pena luchar por ella. Amo a La Serena
Artículo escrito por: Antonio Donoso Donoso